jueves, 25 de febrero de 2010

15.- Inmersión y buceo prolongado: el límite del hombre es de tres minutos bajo el agua.


La facultad que algunos tienen de permanecer sumergidos por largos períodos ha fascinado al hombre desde tiempos inmemoriales y ha atraído el interés de fisiólogos y etólogos durante más de medio siglo.

Buceadores consumados se encuentran entre todas las clases de vertebrados terrestres. Entre los mamíferos y las aves, los buceos más largos y profundos los efectúan los cetáceos y pinnípedos marinos. Está muy bien documentado que muchas ballenas y focas han desarrollado tales facultades de inmersión, que les permite merodear sumergidos en busca del alimento diario por considerables períodos y, con frecuencia, a grandes profundidades, siendo capaces por tanto de obtener recursos que serían inaccesibles a formas estrictamente residentes en la superficie. Por otro lado, es muy difícil observar estos animales, por lo que se carece por completo de datos de su comportamiento durante el buceo natural; sin embargo, se dispone de suficiente información para demostrar que sus facultades son notables.
Probablemente, la experiencia de campo más importante proviene de un estudio realizado sobre cerca de 1.000 inmersiones realizadas por focas Weddell bajo los hielos antárticos. Los animales estaban equipados con instrumentos para el registro continuo de la profundidad de sus inmersiones y, tenían que salir a la superficie por agujeros practicados en el hielo y, por otra parte, estaban totalmente libres para desenvolverse de acuerdo con su comportamiento espontáneo. Las inmersiones duraron aproximadamente cinco minutos, alcanzándose profundidades cercanas a los 100 metros. Sin embargo, se presentaron inmersiones de 5-20 minutos de duración y se introdujeron de 100 a 400 metros. La inmersión más larga que pudo ser observada duró más de 40 minutos, y la más profunda fue cercana a los 600 metros. Parece ser que las facultades de algunas ballenas. superan a las de las focas, pues el cachalote bucea regularmente durante períodos de casi una hora. Por su parte, una ballena azul arponeada bucea por debajo de los 350 metros sin aparentes efectos nocivos; incluso se han encontrado cachalotes enganchados a cables marinos a las extraordinarias profundidades de 900-1.100 metros. Comparados con muchas focas y ballenas, las marsopas y los delfines bucean durante períodos relativamente breves, pudiendo alcanzar considerables profundidades.

Fotografía perteneciente al contenedor de imagenes de Google.
Código: 1200px-Beluga_oceanografic.jpg
Por otro lado, y entrando en algunas consideraciones fisiológicas, las presiones que experimentan los animales marinos en la profundidad son enormes y su capacidad para soportarla reviste tanto interés como su facultad de permanecer sumergidos durante largos periodos. La presión se incrementa a razón de una atmósfera por cada diez metros de profundidad, aproximadamente.

Escasa información.
Tengamos también presente que es muy escasa la información sobre mamíferos buceadores en aguas dulces y en aguas costeras próximas a la orilla, pues al ser aguas someras, estos animales no tienen necesidad de realizar inmersiones muy profundas, incluso para obtener alimento del fondo. Por ejemplo, la nutria marina es uno de los mustélidos más acuáticos de la costa oeste de los Estados Unidos, capturando erizos, mariscos, cangrejos e incluso peces en esta agua someras (de cinco a cuarenta metros). El límite del hombre es de tres minutos de inmersión cuando está en reposo y de unos noventa segundos de inmersión cuando nada o bucea, siendo esta capacidad algo mayor en algunos individuos excepcionales. En Corea y Japón hay mujeres que bucean en aguas alejadas de la costa en busca de mariscos y algas comestibles, o bien para la búsqueda de perlas; estas mujeres bucean en aguas someras y, sus inmersiones no tienen nada de notables (duración de 30 segundos y profundidad de 4-6 metros). No obstante, lo sorprendente es que bucean repetidamente con sólo unos 30 segundos de descanso entre cada inmersión, efectuando un promedio de 60 inmersiones por hora durante varias horas. Las metas logradas han sido profundidades superiores a los 70 metros y las inmersiones han durado unos dos minutos. Inmersiones de esta duración y profundidad agotan al hombre hasta el límite, pero son perfectamente normales y corrientes en muchos mamíferos marinos.

Daños en los tejidos.
Durante el buceo, la mayoría de los mamíferos y aves muestran una serie e respuestas en ciertos tejidos como es el corazón y el sistema nervioso central, que experimentan en seguida daños si no reciben el adecuado suministro de oxígeno. Al bucear, la circulación en las extremidades, músculos del tronco, tubo digestivo, riñones y en otros tejidos es bastante reducida por medio de la vasoconstricción de los vasos que abastecen estas partes. Con la circulación disminuida en muchas partes del cuerpo, el corazón bombea principalmente sangre entre sí y los pulmones y la cabeza. Por tanto, las reservas de oxígeno de esta sangre quedan reservadas, de manera preferente, para los tejidos sensibles al oxígeno y, cuanto oxígeno se capta del aire de los pulmones, igualmente se cede principalmente a dichos tejidos. En consecuencia, se pueden mantener durante largo tiempo adecuadas tensiones de oxígeno. Cuando el animal regresa a la superficie en busca de aire se restablece la circulación en los músculos.

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