martes, 23 de febrero de 2010

11.- Migraciones y viajes en el reino animal. En busca de nuevos recursos alimenticios





Los viajes estacionales de largo recorrido son muy .frecuentes en el reino animal. Normalmente, la ida tiene lugar en una determinada estación fría para la alimentación y, la vuelta, ocurre en otra estaciónmás agradable para la crianza.

Las migraciones constituyen un rit­mo que responde al fotoperíodo, a la temperatura, y a la disponibilidad de alimentos. Para considerar que un animal o un grupo de animales per­tenecen a una especie migratoria, debe presentarse un requisito esen­cial: Los animales marchan y vuelven de nuevo a la misma zona como los vencejo, por ejemplo, pero las lan­gostas del desierto en su fase grega­ria, formando nubes, jamás retornan y, por lo tanto, no entrarían dentro de la categoría de animal migrador.
¿Para qué esta pérdida de energías en tan largos viajes de ida y vuelta? ¿Para qué todas estas incomodidades y dificultades? ¿Para qué este peligro constante de extravíos y ataques de depredadores' La respuesta a todas estas preguntas es difícil de contestar pero, probablemente, la tenden­cia de los animales migradores es la de buscar nuevos recursos alimenti­cios en zonas templadas y, por lo tanto, más fáciles de encontrar.

Fotografía perteneciente al contenedor de imagenes de Google.
Código: mariposas monarca.jpg
Conducta heredada.
Por un lado, ni la tendencia a migrar, ni el sentido de la orientación son caracteres aprendidos, el apren­dizaje se ha limitado a pulir y preci­sar la tendencia, pero el fundamento y plan de la conducta de orientación y migración han sido heredados, están genéticamente organizados y han sido transmitidos. Normalmente, la migración es un movimiento de masas y son raros los animales que migran en solitario. Se ha discutido también mucho el significado de las famosas formaciones en V bidimen­sionales, capitaneadas por un líder persistente. Es innegable su valor ae­rodinámico, pero posiblemente, se trate de una forma óptima de comu­nicación de la orientación entre los individuos de un grupo, pues una mayor dificultad de orientación (co­mo pueden ser las malas condicio­nes de visibilidad), suelen acompa­ñarse de una tendencia a cambiar más a menudo de líderes.

Capacidad de orientación.
Una de las características más sor­prendentes de los migradores, es la gran precisión de orientación; por ejemplo, la tortuga verde del Brasil sabe encontrar sin dificultad la pequeña y aislada Isla de Ascensión, a 2.000 kilómetros. de distancia y en medio del Atlántico; entre las aves, la go­londrina, por ejemplo, vuela más de 3.500 kilómetros.; entre los peces, la anguila se reproduce en el mar de los Sarga­zos, para luego remontar los ríos donde nació. En las regiones euro­peas, exactamente al contrario que los salmones y, entre los insectos, cabe destacar ciertas mariposas del Canadá, que viajan hasta San Luis del Potosí (México) a 3.463 kilómetros. de distancia.

Varias teorías
¿Cómo se explica esta precisión?. Hay gran cantidad de teorías, y, se ha hablado de señales barométricas, magnéticas, acústicas, de luz polarizada, de luz ultravioleta. Para todos hay ejemplos, pruebas y confirma­ciones, pero ninguna es universal, pues se han encontrado brújulas magnéticas, por ejemplo, en todo ti­po de animales, incluido el hombre En otros casos, muchos animales es­tán dotados de mecanismos que, les permiten hacer uso de ciertas señales celestes y terrestres para una ver­dadera navegación, con todo lo que supone dicho término, hablándose entonces de sextantes biológicos y de cronómetros vivientes. Actual­mente, cronobiólogos y etólogos, es­pecialistas en el campo de navega­ción animal, tienden a pensar que los animales utilizan un poco de to­do según la fase del viaje y las con­diciones del mismo.

Los insectos también viajan.
Con respecto a los viajes que rea­lizan los animales y, a la pregunta clásica de si los insectos son capaces de atravesar océanos en sus migra­ciones, hay que responder que sí, desde las mariposas de la col que cruzan el mar del norte a millones, hasta las travesías por el mar desde España a Irlanda por parte de las li­bélulas, y no digamos los vuelos de mariquitas pintadas que van de Aus­tralia a Nueva Zelanda a más de 1.500 km. de distancia. Se cuentan también muchos casos de viajes sin retorno, como los de las ratas y conejos de Noruega, o como la epopeya de los lemmings que, en períodos de 10 a 15 años, se reúnen en grandes grupos y viajan incansablemente hasta llegar al mar. Casi todos mueren por el camino devorados por sus predadores y. se han formulado hipótesis de que es­tos incomprensibles viajes se deben a su nostalgia respecto a su antigua patria situada en el 0céano Atlántico, la legendaria Atlántida.

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