lunes, 8 de marzo de 2010

25.- Estorninos: un problema regular y serio


Iridiscentes de verde, púrpura y azul, no aparecen en la Península Ibérica más que en invierno

Cuando acuden a la Península, aparecen en grandes bandos, que vuelven a marcharse en la primavera para criar en los países del Norte. Vociferantes, con una ex­tensa gama de silbidos y chasquidos, los es­torninos son pájaros de tamaño pequeño a media­no que hacen notar su presencia entre las pobla­ciones humanas con su incesante actividad, fuer­tes reclamos y riñas. La mayoría de ellos nidifican en agujeros de árboles y acantilados pero, como es nuestro caso, están cerca de las poblaciones; pueden construir sus nidos en los edificios apro­vechando los espacios bajo las tejas y hendiduras de los edificios, casas de labor, granjas, ermitas y ruinas aisladas.
La mayoría de las especies son gregarios, nidificando en colonias, alimentándose en bandos y durmiendo comunalmente por la no­che, pues la inmensa mayoría de los estorninos ha abandonado su lugar de origen, los bosques de árboles frondosos, para establecerse junto al hom­bre. Los dormideros suelen estar en los árboles pero, al adoptar recientemente el habito de con­gregarse en ciudades, forman grandes bandos que pueden contener hasta un millón de individuos, pues es uno de los pájaros con más éxito, con una población mundial de centenares de millones de individuos. La versatilidad de su alimentación está perfectamente adecuada a los cambios ambienta­les, permitiendo a esta especie variar de una a otra estación.

Fotografía perteneciente al contenedor de imagenes de Google.
Código: 220px-BouEmbolat_Almassora.jpg

Con animo de desanimar a las primeras banda­das que vayan llegando, se utiliza con carác­ter disuasorio los petardos. Nada más lejos de la realidad intentar cambiar la conducta de cientos de millares de individuos con su experiencia y aprendizaje en sus viajes migratorios, utilizando petardos, cuando por poner un ejemplo, en el ano 1959 cerca de treinta millo­nes de estorninos invadieron Túnez. Dada la mag­nitud de la catástrofe y daños en la agricultura, el gobierno mandó un equipo de dinamiteros que dispusieron potentísimas cargas de dinamita sobre los tarays en que los pájaros venían a dormir. Una vez bien repletos los árboles de estorninos, en plena noche, los soldados hicieron detonar simultáneamente todos los explosivos con el animo de resolver el problema de una vez para siempre. Pese a lo radical de la medida, su éxito fue completa­mente nulo. EI estornino pinto provoca grandes daños, devora uvas, aceitunas, cerezas, trigo re­cién sembrado y alimento del ganado; pero se le considera como una de las especies mas potentes como destructoras de plagas, como la de los salta­montes y otros insectos, y a menudo acompañan al ganado, atrapando directamente los insectos levantados por las pezuñas o cascos. Durante la mayor parte del año tientan con su pico las hierbas y campos arados en busca de larvas de insectos, en especial las del temible escarabajo de la patata y demás insectos dañinos.
En cuanto a su conducta, forman grupos enor­mes para dormir y, como la multitud de un campo de futbol, se mantienen mutuamente calientes gracias al calor combinado de sus cuerpos, aun cuando no estén en contacto directo. Los árboles donde duermen los estorninos son además un importante centro de intercambio de información, donde los pájaros hambrientos pueden localizar a los bien alimentados y seguirlos en sus expedi­ciones cuando se despierten por la mañana. EI grupo constituye además una protección contra los depredadores, siendo sus terribles enemigos las martas, comadrejas, ardillas, lirones, halcones y algunas especies de aves. Ahora bien, su pru­dencia le ayuda a evitar los peligros y, en todo caso, su fecundidad compensa las bajas causadas por los animales de presa. Los más sanos y mejor alimentados se sitúan en el centro del árbol co­munal, mientras que los más débiles se confor­man con las posiciones periféricas. Los que duer­men en la periferia están más expuestos a los ataques de los enemigos, pero obtienen a cambio la información alimentaria de las gordas aves del centro. Esta estampa de centenares de estorninos en las ramas de los desnudos árboles resulta fa­miliar entre los transeúntes.
Típicamente las aves empiezan a reunirse en pequeños grupos de 10 a 20 individuos en arbus­tos y árboles; cada grupo así formando se une luego a otro cercano y, este proceso de agrupa­ción cada vez mayor continua hasta que la banda­da consta de varios millares que vuelan en círculo formando una espesa nube viva de color negro en el cielo. Se conocen bandos de dos o tres kilóme­tros de largo, cien metros de ancho y ocho metros de alto y el número de pájaros que se reúnen cada noche alcanza cifras astronómicas.
Antes de que el hombre modificase profunda­mente el paisaje, los estorninos invernantes encontraban la base de su alimentación en numero­sos frutos silvestres, tales como los del acebuche, el madroño, la cornicabra y el arrayan, de los que aún se nutren; pero la degradación de los hábitats naturales de la cuenca del Mediterráneo y el cul­tivo intensivo del olivo han provocado un cambio de graves consecuencias en la conducta de estos animales.

La Lógica Etológica para alejar a los estorninos, no es más que imitar a la naturaleza. 1: utilización de señuelos (modelos no idénticos) a los depre­dadores de los estorninos, y su colocación en las partes centrales de los árboles (modelos de ardi­llas, comadrejas, lirones o incluso halcones) por los que estos pájaros sienten auténtico pavor). 2: conjuntamente para mantener alejados a los es­torninos se pueden emplear cintas magnetofóni­cas en que previamente se ha gravado el grito de alarma de esta especie, y 3: supresión del número de cajas anidaderas para reducir el número de individuos que nacen cada año. Si se realiza esto durante campañas, no sólo se alejarán de las grandes vías los estorninos, sino de la propia ciudad, y se podrá dejar en paz a los sufridos ciudadanos.

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