lunes, 22 de marzo de 2010

32.- La mente actúa de mil maneras (I): El temor o miedo


No es un estado o actitud natural, es un comportamiento aprendido, se puede demostrar observando a lo animalesque viven en hábitats poco accesibles.

Cuando una persona tiene una perturbación angustiosa y cree que le va a suceder alguna cosa dañina para su persona, entonces se siente el miedo. Sea interno o externo, real o irreal la estimulación traumática o subtraumática, será la causa principal del miedo y de los cambios fisiológicos que le siguen. La ansiedad está muy relacionada con el miedo, lo acompaña en su agitación e inquietud. Los cambios más importantes que se presentan ante una situación de miedo vienen determinados por el sistema nervioso autónomo y el sistema endocrino, englobados en el llamado síndrome general de adaptación, y que comentaremos en otro momento.
Siendo una reacción del cuerpo ante una amenaza inmediata, básicamente entonces, cada vez que nos enfrentemos a una situación nueva, sentiremos miedo y, por lo tanto, con gran frecuencia a lo largo de la vida y, sólo se supera con la propia muerte del individuo, cundo le toque y en su día.
Según Susan Jeffers en 1987, el miedo nunca desaparecerá mientras siga creciendo; si se tiene miedo a realizar algo, lo mejor es hacerlo; Lo mejor que se puede hacer es enfrentarse al miedo; en un terreno poco familiar o desconocido, el miedo es el mismo entre las distintas personas reunidas y, por último, vencer al miedo asusta menos que convivir con el miedo.


Fotografía perteneciente al contenedor de imagenes de Google.
Código: miedo-800x533.jpg

No es un estado o actitud natural, es un comportamiento adquirido o aprendido, se puede demostrar observando a los animales que viven en hábitats poco accesibles, no contaminados y en absoluto tocados por el hombre, como son muchas islas que se encuentran en zonas casi inaccesibles o en el mismo polo sur, en la zona antártica. Los animales no manifiestan miedo, ni entre ellos ni contra la persona que los visita, no sabe lo que es, pues no lo ha experimentado nunca, y no tiene que sentirse incomodo o alterado. Algo similar ocurre con lo niños, en principio se comportan como ese polluelo que vas a visitar a su nido en una isla de los mares del sur, y el niño muestra una ausencia de miedo. Ese miedo se va adquiriendo poco a poco con los años, siendo en su parte culpable el adulto por sus cuidados y prohibiciones con el infante.
Aunque toquemos el tema del estrés en los próximos blogs, aquí sólo comentaremos muy por encima la definición y sus fases, como consecuencia del miedo, lo desarrollaremos más al comentar el pánico y le dedicaremos un texto completo después.
El miedo, como forma de estrés que es, puede provocar un síndrome de adaptación general, siendo éste marcado por los cambios que se van dando en el organismo por la presencia continuada del miedo como agente estresante. Todos los organismos responden de igual manera ante un estímulo estresante, sea cual sea el estímulo.
El síndrome, presenta tres fases, la de alarma es una fase digamos inconsciente, no se da cuenta el organismo de la amenaza real contra él y, prepara el cuerpo, para enfrentarse al estímulo amenazante, segregando hormonas que aceleran el pulso cardíaco, aumento del ritmo respiratorio, preparando de alguna manera al organismo para lo que pueda suceder más tarde y se pueda reaccionar de forma más rápida. En esta fase, el organismo estará preparado para el ataque o la huida, reacciones contrarias ante un mismo estímulo, que quemara mucha energía. Las hormonas catecolaminas, activaran todo el sistema, produciendo una carga forzada al cuerpo, pues la adrenalina y la cortisona segregadas, actuan sobre el sistema inmunitario, produciendo un gran desgaste al organismo.
La fase de resistencia, consiste en adaptarse poco a poco a la fuente estresante como es el miedo. El cuerpo sigue funcionando, pero no como antes, al repetirse y mantenerse en el tiempo la fase de alarma. Puede llegar a suceder tan lentamente, que seguimos sin darnos cuenta, o prácticamente igual que la fase anterior. Los síntomas, en el ser humano, no son otros que lo típicos de la fatiga, con dolor de cabeza, no se descansa, pesadez de las piernas, dolores de estómago, estreñimiento y dolores musculares en general. A esto le añadimos, aumento de peso, dificultad para dormir y en muchas ocasiones tics nerviosos, tenemos el cuadro del síndrome de adaptación general en su fase dos.
Si el miedo, o el estrés por miedo, se mantiene, el cuerpo no puede continuar con este esfuerzo, por una gran resistencia mantenida contra ese miedo. Las energías se acaban, el equilibrio interno y el sistema inmune se rompe y, la enfermedad aparece. La vida puede verse amenazada si el desgaste ha sido muy grande. Si se sobrepone finalmente al miedo, podrán aparecer graves secuelas como es la presencia de úlceras estomacales, infartos e infecciones, así como accidentes cerebrovasculares e hipertensión.

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