lunes, 29 de marzo de 2010

38.- La mente actúa de mil maneras (V): El pánico


Un ataque de pánico es un periodo discontinuo de miedo, sin que haya nada tangible que lo genere.

Después de miedo, viene el terror y, después del terror, pasamos al pánico. Proviene de una situación desmedida de miedo. El alboroto y la agitación , el espanto y el terror, también están incluidos en el pánico. El pánico, tiene muchos síntomas, es la sensación de muerte inminente, fuerte angustia y ahogo, esta sensación de que el aire no entra en los pulmones, también es angustiosa, así como el sentimiento de no tener salida a un problema serio, muy serio. Es una sensación muy desagradable y, el estrés, lo agudiza mucho más. Leemos en un texto la definición de pánico como un tipo de multitud activa, y sería el conjunto de personas que reaccionan con sentimientos de alarma, sea o no sea real el peligro y, con una conducta temerosa, espontánea y no coordinada.

Fotografía perteneciente al contenedor de imagenes de Google.
Código: 0014462910.jpg

Cuando la escala de miedos crece en intensidad, se llega al terror, y a este miedo de terror se le llama miedo pánico o simplemente pánico. Cuando en una situación cotidiana y normal, de repente el corazón comienza a palpitar, con un fuerte dolor en el pecho y/o con sudor frío y, todo parece estar fuera de control, y se vuelve todo borroso sin saber donde estamos. Cuando se repite con mucha frecuencia estos ataques, entonces ha tenido un trastorno de pánico. Uno de los agentes causantes de los ataques de pánico con carácter regular es el estrés y los desequilibrios hormonales que provoca.
Podríamos definir los ataques de pánico como un periodo discontinuo de miedo, sin que haya nada tangible que lo genere. Suele estar asociado a situaciones o lugares, donde no se ve o se dificulta una salida. Los ataques no duran mucho tiempo, pero son terribles y, para el que los sufre, dura una eternidad. Pueden ocurrir en cualquier momento y en cualquier lugar, puede ser el supermercado, en centros comerciales, en el coche, cuando estas solo o con mucha gente o mientras se viaja por ejemplo.
Lo que si es real, es que todo ser humano, ante una situación de peligro, responde con miedo y, es una respuesta de tipo biológico que permite nuestra supervivencia. Este miedo, nos permite evaluar la urgencia y nos prepara para la lucha o la huida, primera etapa del síndrome de adaptación general, que luego comentaremos de nuevo.
Nos situamos en un escenario generador de pánico, un terremoto, un gran incendio de edificio o un ataque terrorista. En esos instantes, es inútil tratar de razonar con una persona que está bajo los efectos del pánico. Si una voz serena, fuerte y equilibrada que de una orden, es suficiente para que se reaccione a esas palabras y sigan al bombero por ejemplo, como experto en protección civil.
El pánico se produce por lo tanto, cuando una masa de individuos al que le surge bruscamente un peligro muy temido, real o no, se encuentra sometido a una gran emoción muy violenta y sometida ahora a reacciones irracionales, intentará abandonar instintivamente el lugar. Este comportamiento colectivo de agitación, puede ser violento cuando aparecen obstáculos en el camino.
Pero, cuando una persona agota en muy poco tiempo, las alternativas para salir de un peligro y, no llega ayuda exterior, se produce el pánico en él y en los que están con él, es decir, cada hombre trata de salvar su propia vida sin importarle la de los demás. La obligación ahora será asociarse al grupo, gritar y gesticular más que ellos y si se logra que se parten, impulsaremos a los primeros por el camino correcto, pues si cunde el pánico y estamos en medio, lo más probable es que pasen por encima de nosotros.
Pánico y estrés también caminan de la mano, siempre que perdure en el tiempo el estado de pánico. Recordemos que el estrés, es una reacción que tiene un sujeto frente a acontecimientos que desafían a la propia capacidad individual. Todos los organismos ante situaciones estresantes presentan una respuesta. Ante toda perturbación de cierta intensidad, muy cargada emocionalmente, como puede ser el carácter sorpresa o inoportuna de la misma y productora de pánico en muchos casos, el organismo reacciona de la misma manera que ante cualquier otra agresión.
Fisiológicamente, la alarma se establece cuando el organismo moviliza sus fuerzas, produciéndose un aumento del tono simpático, una liberación de ciertas hormonas como la adrenalina, a nivel del sistema nervioso y de los órganos periféricos. Los esteroides liberados a sangre estimularán y controlarán la rápida respuesta a la emergencia. La resistencia, se presenta si el estrés por pánico prosigue. El organismo lucha contra las perturbaciones, desarrollando estrategias para hacerles frente, en principio se resiste a la agresión, pero si prosigue el efecto, puede conducir a la aniquilación de las defensas inmunitarias. Recordemos que los ataques de pánico se dan con mucha frecuencia a lo largo de cada semana. El agotamiento, se presenta cuando el origen de la perturbación es mayor, no se puede soportar las elevadas concentraciones de corticosteroides en sangre y, se puede llegar a la muerte del individuo.

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