miércoles, 3 de marzo de 2010

23.- Las extinciones y los dinosaurios (I)


El antes y el después de los grandes saurios

Esta primera parte, nos remonta hasta la ocupación de los hábitats vacantes de los grandes saurios por las aves y los mamíferos. En la segunda parte, hablaremos de los grandes reptiles del Carbonífero, Pérmico Triásico y Jurasico y, en el tercero y ultimo de esta serie, comentaremos las crisis biológicas y su interpretación.
Muchos científicos afirman que nuestro planeta asiste hoy a la ma­yor extinción masiva desde la ocu­rrida en el Cretáceo, en la Era Ter­ciaria, hace 65 millones de años. Algo sucedió a finales de este pe­riodo, algo tan devastador que pudo acabar con todos los dino­saurios terrestres, nadadores y vo­ladores. Junto con ellos despare­cieron muchas especies de esponjas, bivalvos, estromatolitos de arrecifes y casi todas las formas de plancton.
Murieron y se extinguie­ron la mayor parte de los marsupia­les pequeños, los dinosaurios y los lagartos con alas. Ningún animal con mas de 25 kilos de peso sobre­vivió. La lista de plantas y animales que han sido victimas de por lo menos cinco grandes extinciones de dimensiones insospechadas es interminable. A lo largo de los últi­mos 800 millones de años el fenómeno de la extinción aparece cons­tantemente en la historia de la vida tras el telón de una palabra maldita: extinciones masivas. No se ha po­dido dar, hasta la fecha, una res­puesta convincente que explique tales desapariciones.

Fotografía perteneciente al contenedor de imagenes de Google.
Código: 190651_1_31.jpg
Meteoritos, cometas, erupciones volcánicas violentas, desplazamientos de continentes, glaciaciones o enve­nenamientos masivos son hipótesis que tienen cabida en el mar de du­das. Parece ser que todas las espe­cies, tarde o temprano, acaban des­apareciendo y, por increíble que pueda parecernos, el resultado final de la evolución de una especie es su extinción.
Extinción es el nombre que se da a la desaparición de un grupo animal como especie del registro evolutivo. Hay por lo menos dos maneras en que una especie se puede llegar a extinguir. Primero, puede adquirir cierto modo de vida que impida su supervivencia en caso de que se modifique el medio ambiente en el cual vive. Por ejem­plo, los mamuts lanudos, muy bien adaptados a un clima glacial, se ex­tinguieron conforme el clima se fue haciendo más benigno y apareció un importante depredador, el hom­bre. Este es el papel negativo que desempeña la selección ambiental en la evolución. Segundo, una es­pecie se puede extinguir al transformarse en otra mas evolucionada. Es decir, una especie puede ser el segmento de un linaje evolutivo continuo y progresivo; las especies prevalecientes en una época en que este linaje existe, es el ancestro de las especies que le suceden en un periodo siguiente. Por ejemplo, los primeros homínidos del Pleistoce­no (los Australopitecos) se han extinguido, sin embargo, existen muchas probabilidades de que al­gunos rasgos descendientes direc­tos del material genético de los Australopitecos persistan en el Homo sapiens moderno.
La primera de estas grandes ex­tinciones que cambiaron radical­mente el curso de la evolución tuvo lugar antes del Paleozoico, dentro de la era Precámbrica, numerosas formas de vida dejaron de existir, algunas parecidas o antecesores de los actuales anélidos. Eran muy di­ferentes entre si, pero tenían una cosa un común, todos ellos eran marinos y carecían de esqueleto, bien externo o interno (recordemos que el medio terrestre no sería co­lonizado hasta muchísimo des­pués). Aproximadamente 100 mi­llones de años después, al comien­zo del Cámbrico, aparecen las es­ponjas, los artrópodos, los anélidos, los celentéreos, los moluscos, los equi­nodermos y otros más que tienen en común la presencia de un esqueleto más o menos mineralizado con sales de forforo.
En los albores del Ordovícico aparecen organismos capaces de fabricar esqueletos de carbonato cálcico, y al estar mejor protegidas, van sustituyendo a sus antecesores de esqueleto mas blando, extinguiéndose progresivamente a lo largo de esta era los organismos con concha fosfática y proliferando los organismos con concha calcárea. AI final de este periodo, hace unos 400 mi­llones de años, se extinguen mu­chas especies de trilobites, braquiópodos y moluscos. Sin duda, durante este periodo tuvo lugar una crisis biológica muy importante. Sobrepasando el Silúrico y hacia finales del Devónico, hace 370 mi­llones de años, se presentó otra ex­tinción masiva, gran cantidad de organismos marinos dejan de existir y empiezan a aparecer peces que respiran fuera del agua.
Esta crisis, finalizado el Devóni­co, marca el comienzo de la existencia de los vertebrados terrestres. La evolución sigue su curso duran­te mas de 150 millones de años, diversificándose los seres vivos y ocupando todos los hábitats hasta que al final del Pérmico, hace 225 millones de años, 150 familias de plantas, vertebrados e invertebra­dos se extinguen de forma brusca en la mayor crisis biológica que ja­más se haya presentado en la histo­ria de nuestro planeta, práctica­mente el 95% de las especies con­tenidas en el registro fósil desapa­recieron. La brusquedad que hemos hablado, pudo durar cientos de miles de años, incluso millones.
La vida cobra un renovado vigor durante el Mesozoico, con grandes coníferas, presencias muy mermada de anfibios y una diversificación explosiva de reptiles. Aparecen las aves y los mamíferos, que permanecen a la sombra de los reptiles, del mismo modo que estos queda­ron relegados durante el Pérmico por los ahora mermados anfibios. Las aves y los mamíferos esperan su oportunidad de expandirse en él.
En los mares mesozoicos, se presentan dos nuevas crisis biológicas que afectan en gran medida a los cefalópodos y, a finales del Cretáceo, el planeta hervía de seres vivos, con una flora tropical que se extendía desde el ecuador del planeta hasta nuestra actual Terranova.
Dentro de la floreciente clase de los reptiles, los dinosaurios consti­tuían un grupo en pleno apogeo y, ciertamente, dominaban la Tierra. Presentaban una gran plasticidad evolutiva y, sobre todo, un buen número de especies perfectamente adaptadas (es de notar que muchos estudios actuales de aquellas eras afirman que los dinosaurios aquí ya estaban en total decadencia y a punto de extinguirse).
Los mamíferos seguían siendo sometidos por los reptiles. pero se­guían una cierta diversificación. Por aquel entonces, los mares em­pezaban a perder profundidad y a volverse mas salinos por las cuen­cas europeas, mientras que en la Suramericanas se encontraban en plena expansión, como la platafor­ma Argentina.
Una vez mas, sobrevino la catás­trofe. La gran mayoría de reptiles, incluyendo a todos los dinosaurios terrestres, voladores y nadadores, la inmensa mayoría de los moluscos, la práctica totalidad de las formas planctónicas de concha calcárea y un gran número de plantas, hele­chos y gimnospermas, se extin­guieron. Sobre tierra firme, tal como decíamos al principio, no sobrevivió ningún animal de más de 25 kilos de peso. Este proceso no fue gradual como hemos comenta­do en otras crisis biológicas, fue sencillamente una masacre a escala planetaria. AI igual que en ocasio­nes anteriores, tras la muerte viene una explosión de vida, las plantas con flores, los mamíferos y las aves (que estaban esperando su turno) y los moluscos que sobrevivieron, ocuparon rápidamente los hábitats vacantes, estableciendo sus pro­pios nichos ecológicos.

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