miércoles, 10 de marzo de 2010

29.- Las ratas


No tienen por qué hacernos daño, al fin y al cabo son mucho más pequeñas que nosotros

Temor, por qué vamos a sentir temor aunque sean tan desagradables, aparentemente no tienen por qué hacernos daño, al fin y al cabo son mucho más pequeñas que nosotros, lo más aconsejable es no dar rienda suelta a la imaginación y, permanecer tranquilo y no dejar que nos invada el miedo cuando nos miren con sus ojillos inteligentes y vivos. No tiene sentido, que estos animales representen algún problema para nadie, o quizás sí.
Tienen una costumbres características y especiales, y además, son muchas, muchísimas en los subsuelos de las ciudades. Pero no sólo en los subsuelos, también las encontramos desde los primeros pisos hasta la azotea, detrás de un mueble o en cualquier rincón de la casa. En aquellas casa, digamos no muy cuidadas, podemos encontrar ratas y ratones en casi todas las habitaciones. En los pisos modernos actuales, ciertamente no abundan.
Co respecto a sus costumbres, no tienen nada que ver con las costumbres de otros animales que también conviven con los seres humanos, tienen su propia personalidad. Las ratas y los ratones, como roedores que son, tienen una vida nocturna, con un ciclo vital muy agitado, correteando y royendo todo material que encuentran por la noche, por el día, están quietas, dormidas o escondidas, es decir, relajan su actividad.

Fotografía perteneciente al contenedor de imagenes de Google.
Código: templo-karni-mata-ratas-660x350.jpg

Como especie que tiene muchos enemigos, la tasa de reproducción es muy alta, pueden tener camadas de 12, 14 ó 16 crías, pudiendo parir varias veces al año. Más del 90% de los animales nacidos de una pareja, no llegan a la época adulta y reproductora. Además de sus enemigos naturales, el hombre actúa contundentemente sobre los roedores, controlando su población a niveles aceptables en el subsuelo. Los cebos envenenados no tienen mucho sentido hoy en día, dado que aprenden con gran rapidez, la presencia de un alimento adulterado o con carencias nutricionales, jugando un importante papel el olor de los alimentos. El olor, es muy importante para vida en el refugio, reconocen a sus miembros por el olor y rechazan a los intrusos, también por su distinto olor.
Las relaciones internas del grupo, se basan en la agresividad entre los machos y la jerarquía de dominancia en las distintas colonias de ratas y ratones. Los encuentros entre machos, respiran agresión por todos lados, son violentos y, pueden llegar, a la muerte de uno de los contrincantes, si este no tiene escapatoria. Los ataques violentos los dirigen, de forma general, a los testículos del contrincante.
El olor de la orina, pueden llegar a ser tan fuerte, que descubre al humano su presencia en algún lugar de la casa. La colonia tiene un determinado olor y todos sus miembros, también lo tienen, sean machos, hembras o crías. Este olor de la orina del macho, que cubre toda la colonia, de alguna manera inhibe al resto de machos, luchar por todas las hembras. Si es precisa la lucha, el dominante no la rechazará.
Las relaciones entre el macho y las hembras, presentan dos tipos de estrategias, en las distintas camadas de crías. Las hembras no atacarán a las crías, salvo que presente algún tipo de deficiencia en su conducta maternal o si hay defecto en alguna de las crías. Pero, si el macho está presente en la camada recién parida, puede ocurrir que las ataque, pues de alguna manera esos animales son extraños al macho y no poseen el olor particular todavía.
Terminamos indicando que las especies más usuales en ciudades y pueblos, son Rattus rattus y Rattus norvegicuss y, aunque son muy parecidas, la rata de alcantarilla, es la rata parda, por el color tipo ceniza oscuro de su pelaje, siendo más grande y de mayor peso que la rata de campo y con la cola más corta. Grandes, de medio kilo o más, viven en el medio urbano. Su hábitat es todo el planeta, sin excepciones. Como trepa mal por los canalones y partes altas, los lugares altos son prioridad de la rata de campo, como los desvanes, mientras que sótanos y alcantarillas pertenecen a la rata común. Come basuras y bebe agua de las alcantarillas. Las ratas se alimentan de aves, cazan sus polluelos, se comen sus huevos y destruyen sus nidos
Es muy agresiva, con una jerarquía social bien definida. Tal como se ha comentado, los animales se reconocen por su olor corporal del grupo, olor que es común a todos sus miembros. La jerarquía se manifiesta entre los machos por diversas posturas de amenaza y sumisión presentes en sus enfrentamientos directos. Ya se ha comentado su gran recelo a los alimentos nuevos o desconocidos, por lo que es muy difícil adulterar la comida con venenos, pues sencillamente ni se acercan, por muy apetitosa que esta sea. Se orientan perfectamente en la oscuridad, y son perfectas roedoras de todo tipo de materiales, desde madera a tuberías de plomo, soportando temperaturas de hasta 30 grados bajo cero
Si no hay enemigos cerca de las colonias, como puede ser la presencia de gatos, búhos o el turón, se les ve de día, aunque son de costumbres nocturnas. Viven aproximadamente un año y su mortalidad juvenil es muy elevada, hasta el 95%, de aquí que sus camadas sean muy grandes y numerosas a lo largo del año. Una sola pareja podría producir miles de individuos a lo largo de su vida. Son animales muy contaminantes por sus excretas y son responsables de la pérdida del 10-15% de la producción agraria de un país, por su consumo, destrucción y contaminación de los campos de cultivo.
En el laboratorio, las distintas variedades de Rattus norvegicus, son empleadas en investigación, siendo un animal modelo para los estudios de Fisiología y Etología, siendo millones los trabajos científicos publicados en las diversas revistas científicas nacionales e internacionales, recogidas en las bases de datos a nivel bibliográfico.
Las ratas, como otros animales, son vectores de zoonosis e infecciones como la peste bubónica, responsables directas de las más terribles pestes que asolaron la humanidad, fiebre por mordedura donde están presentes gran cantidad de microorganismos patógenos, fiebres hemorrágicas y, salmonelosis.
Las campañas de exterminio solo acaban con el 95% de la población, y las pocas que quedan se multiplican de tal manera que en unos pocos meses, puede haber más que antes de la campaña.

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