jueves, 11 de marzo de 2010

30.- Los jabalís de nuestro entorno


Pueden llegar a aproximarse demasiado a los núcleos de población.

Los jabalís, son animales de cuidado, que en algún momento del año, sea por una u otra causa, pueden llegar a aproximarse demasiado a los núcleos de población. Esta aproximación a las poblaciones puede ser debido a la presencia de incendios forestales (cuidado este verano, por las altas temperaturas que pueden generarse), o bien, por la falta de alimento en sus zonas naturales de acceso a ese recurso.

El abandono de las tierras de labor y pastoreo, puede ser también un motivo para que pueda incrementarse el número de animales presente en determinadas zonas, cambiando su comportamiento al bajar de las montañas y acercarse mucho a las casas de campo y zonas rurales. En las ciudades es difícil verlos, aunque en las inmediaciones de las mismas, es muy posible.

Fotografía perteneciente al contenedor de imagenes de Google.
Código: artleo.com-1660.jpg


Los enemigos naturales de los jabalís, escasean en las montañas. En años anteriores, se han presentado incursiones en los campos de cultivo, en particular, de patata y otros tubérculos, incursiones muy seguidas y bastante preocupantes para un futuro próximo.
El hábitat de estos animales, se encuentra en zonas próximas a las montañas en un número bastante amplio. Este animal tiene mala vista, pero un gran olfato para detectar trufas, vegetales y animales bajo tierra; el oído también es finísimo, captando sonidos imposibles para el hombre. Las crías se denominan jabatos o rayones, por las rayas longitudinales de su pelaje, terminando el año de vida, con el pelo de color marrón o negro.
Los que vivimos en el campo, de vez en cuando, los vemos cruzar las carreteras y caminos sin agresividad y muy tranquilos. Son animales sociables, no defienden territorio y son grupos formados por la hembra y los rayones, es decir, son grupos matriarcales. Los machos en edad reproductora son solitarios. Por el día, son sedentarios y, por la noche recorren grandes distancias en busca de alimento. Un macho solitario herido, es un animal muy peligroso y, lo mejor, es apartarse de su camino, pues es como una apisonadora de 100 kilos de peso, y de más de un metro de longitud, armada y desbocada. Acuden mucho a por la bellota y prefieren camuflarse con una vegetación alta, donde abunde el agua para beber.
Terminamos indicando que el año pasado, a consecuencia de los incendios y las altas temperaturas, el animal se mueve cuando escasea la comida o cuando están huyendo de esos incendios, arrasando con su paso todos los cultivos que se ponen por delante, comiendo a su paso los frutos secos de los almendros, o la fruta de verano como es el melocotón o la cereza.

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