lunes, 8 de marzo de 2010

26.- Verdaderamente dominaron la Tierra (II)


A mediados del jurásico, estos reptiles llegaron a eclipsarse.

En el periodo carbonífero, hace unos 300 millones de años, los an­tepasados de los actuales mamífe­ros no representaban mas que un centelleo en el ojo de los antiguos reptiles. La Tierra, por entonces, estaba prácticamente cubierta por mares calidos y poco profundos, y el cli­ma era extremadamente caluroso, húmedo y sobre todo constante. Entre los reptiles del carbonífero, una línea auguraba ya los reptiles tipo mamífero, los Sinápsidos que floreció y dominó a la fauna de rep­tiles del Pérmico y principios del Triásico, hace 280-210 millones de años. Estos animales pasaron de un voluminoso molde de reptil a un diseño más airoso que presagiaba los primeros mamíferos. Los prime­ros sinápsidos como los pelicosau­rios, algunos con espectaculares crestas dorsales, colonizaron los deltas cálidos y húmedos de gran­des ríos, estos se extinguieron a fi­nales del Pérmico, dejando paso a sus sucesores los terápsidos, que son los antecesores directos de to­dos los mamíferos.
A finales del Triásico, se produjo el rápido auge de los dinosaurios, que en el Mesozoico (225-65 mi­llones de años) casi aniquilaron a los anteriores mencionados sináp­sidos debido a su superioridad competitiva. Mientras las grandes moles de reptiles dominaban la Tierra con sus robustas mandíbulas prepara­das para morder, su caminar erecto balanceando su mole sobre cuatro patas, los terápsidos llegaron a dominar el planeta hasta mitad del Triásico. La historia volvía a repetirse, y 55 millones de años después, a me­diados del Jurasico, y tras una de­cadencia lenta, estos reptiles llega­ron a eclipsarse. Sin embargo, habían sido sufi­cientemente astutos como para de­jar como testigo a unos seres dimi­nutos, similares a musarañas, que tuvieron que esperar 150 millones de años hasta que desaparecieron los arrolladores y gigantescos dino­saurios para hacerse los dueños y señores del mundo. Estos peque­ños reptiles tipo mamífero que evo­lucionaron en el periodo Triásico y se convirtieron en auténticos ma­míferos, los primeros de los cuales tenían 5 cm. de longitud, eran noc­turnos y muy probablemente arbóreos. Su discreta presencia apenas permite imaginar lo que lIegaría a ser la radiación más impresionante en la historia de los vertebrados.

Fotografía perteneciente al contenedor de imagenes de Google.
Código: Dinosaurios_800.jpg
Los terápsidos fueron, pues, un punto clave en la evolución de los mamíferos, estos lagartos no eran de sangre caliente, pero tampoco la tenían fría, como los reptiles actua­les. AI poseer un metabolismo su­perior al de estos, los terápsidos seguramente podían controlar parcialmente su temperatura corporal, quedando esto demostrado en al­gunos cinodóntes, que son los au­ténticos predecesores de los mamíferos, con costillas cortas y la pre­sencia de un tejido a modo de diafragma, los pulmones se podían oxigenar con mayor rapidez y fre­cuencia, lo que es imprescindible en animales con metabolismo avanzado y, para mantener el calor, muchos cinodóntes se cubrieron de pelo, rasgo típico de los mamíferos. Los terio­dontos supervivientes fueron el Probai­nognathus, que dio origen a tres grupos de mamiíeros primitivos:
Morganucodom, la línea de los mamíferos ovíparos actuales, como el ornitorrinco; Kuehneotherid, la nea de todos los demás mamíferos, y en tercer lugar, los extintos Am­phelestid.
En el Triásico medio, los reptiles mamiferoides compitieron con los arcosaurios carnívoros y los herbívoros rincosaurios. A pesar de las vicisitudes salieron adelante. Qui­zás gracias a que adoptaron carac­terísticas de los mamíferos: sangre caliente y mejor olfato, vista y oído que sus competidores. Posterior­mente, para pasar desapercibidos, se hicieron más pequeños; y al ser demasiado vulnerables durante el día, tal como comentábamos ante­riormente, pasaron a la actividad nocturna, alimentándose de insec­tos, gusanos y huevos de dinosaurios. Todos los mamíferos modernos proceden del grupo de los cinodontes. Estos avanzados reptiles tipo mamífero, de mediados y finales del Triásico, eran predado­res de aspecto canino. Una posibi­lidad muy discutida es la de si los terápsidos tenían mamas para ali­mentar a sus crías, que es posible que algunos de los reptiles mas avanzados amamantasen a sus vástagos, aunque los restos de los be­bés encontrados estaban prepara­dos normalmente para comer con dientes, no hay pruebas de esta po­sibilidad.
Los cinodontes, dominantes al iniciarse al Triásico, eran carnívoros y seguramente tendrían la sangre caliente, pero no podían doblar la columna vertebral para acurrurcarse y conservar el calor. Entre los cino­dontes herbívoros mas representa­tivos está el genero Massetognoat­tus, que incluye animales de un ta­maño variable entre el gato domes­tico y un perro grande, y con una dentadura bien definida para cortar el alimento.
Entre los carnívoros destaca el Probelesodon, tan grande como un dálmata, que a juzgar por el tamaño y la forma de sus cortantes dientes debió ser un depredador de cuida­do. Depredador 0 carroñero, el Cynognathus era un cinodonto del tamaño de un lobo. Este lagarto, peludo y cabezón, era el carnívoro dominante en el Triásico; tenia pelo, era homeotermo (de tempera­tura constante) y posiblemente también amamantaría a sus crías.

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