jueves, 17 de marzo de 2011

155.- Desastre en Japon-2



Japón vive otra de las peores tragedias de su historia moderna tras el terremoto de 9 grados en la escala de Richter y el devastador tsunami, es otro monstruo, la radioactividad de una planta nuclear con 6 reactores atómicos.

La radiación no perdona, es un duende que te invade, te mata poco a poco, no tiene prisa, es un lento mal invasor, pirata de tu cuerpo, que terminará cobrando su tributo, tu vida. La radiación no se siente ni se huele pero penetra en el organismo a través de la piel, el aparato digestivo y con las inhalaciones en el aparato respiratorio, se acumula en todos los órganos provocando serias alteraciones para la salud. A 270 kilómetros de la megaurbe Tokio, con 36 millones de habitantes, se encuentra la central nuclear de Fukushima I, que ha resultado seriamente dañada como consecuencia del terremoto y el tsunami ocurrido el 11 de marzo de 2011 en Japón.
El terremoto cortó de cuajo el flujo de energía, se pararon los motores diesel que se emplean sólo en la emergencias, con lo que el proceso de refrigeración, absolutamente básico para la central, falló y el agua empezo en ebullición. Tras la emergencia nuclear y los primeros evacuados, se libera vapor  para rebajar la presión en el interior. No parece que resulte práctico y se produce la primera explosión en uno de los 6 reactores de la central de Fukushima.
Se evacua a toda persona que esté a menos de 20 kilómetros de Fukushima. Siguen los problemas en otros reactores por fallos en la refrigeración, y tras alcanzar los 1.500 microsievert, se evacuan otras 200.000 personas. Nuevas explosiones por combustión de hidrógenos se dan en otros reactores como es en el reactor 3 y los problemas siguen en el reactor 3. Poco después hay una nueva explosión en el reactor 2, provocado una fuga de una cantidad indeterminada de material radiactivo.
El edificio del reactor 4 se incendia al día siguiente, y el sistema de contención del reactor número 2 de la central nuclear ya no es estanco, produciéndose nuevas salidas de material radiactivo. De nuevo se produce un nuevo incendio en el edificio del reactor número 4 de la central que afecta a la barrera exterior de la estructura que protege al reactor.

Fotografía perteneciente al contenedor de imagenes de Google.
Código: desastre-tsunami-japon-2.jpg

En resumen, la planta atómica es un polvorín, el incidente grave, de categoría 4 sobre un valor máximo de 7 (accidente con consecuencias de alcance local), es ahora  un incidente gravísimo de 6 sobre 7 (accidente con consecuencias de alcance muy grave, y el que diga otra cosa miente.
Se ha calificado de tragedia sin precedentes la situación que vive el país, pues las plantas nucleares poseen dos puntos especialmente débiles: el reactor, que debe mantenerse aislado y a una temperatura estable de unos 300 grados centígrados; y el sistema de refrigeración del mismo, que evita sobrecalentamientos que puedan derivar en una explosión.
En mi opinión, los datos que se mandan a las agencias y periódicos en estos momentos, están falseadas en su gravedad, pues alguna de las cubas de los reactores esta fisurada y el material se ha fundido, dado que si ha salido hidrógeno, con el ha salido el material radiactivo.
Punto por punto, es una sucesión de acontecimientos similar a la que propició el accidente radiactivo de Chernobil en 1986, aunque con mayor lentitud. Las informaciones son contrapuestas. Este accidente es muy grave dado que además hay 6 reactores, alguno de plutonio. Todas las alteraciones sobre el organismo humano, serán siempre dependientes tanto de la dosis de radiactividad recibida, como del tiempo de exposición, pudiéndose asegurar que al menos de momento, la situación de catástrofe no está siendo peligrosa para la salud de los ciudadanos,  insisto de momento.
En la escala INES (Escala Internacional de Sucesos Nucleares y Radiológicos), y teniendo en cuenta que el nivel 4 solo implica consecuencias radiológicas locales, los expertos afirman que la crisis actual está más cerca de un nivel 6, que por desgracia puede llegar a un nivel 7, el peor de los escenarios por las consecuencias que traería para la salud y el medio ambiente. Es decir que se pasa de accidente a desastre, o lo que es lo mismo, pasamos de un problema técnico a una tragedia humanitaria.
Para terminar, esto pasará a peor, creo que las barras de combustibles quedarán al final expuestas y se producirá una exposición y salida masiva de material reactivo, pasando a nivel 7 en la escala INES. Las piscinas de los reactores están dañados, los núcleos también, y hay escapes radiactivos. Me temo lo peor, un desastre de  gran magnitud, mucho peor que el terremoto y el tsunami juntos. Dicen los expertos que, los niveles 5, 6 y 7, implican un daño profundo fuera de la planta atómica que puede ser limitado, importante o mayor. A pesar de todas las incertidumbres causadas por la falta de información, propiciada en parte por el lógico caos que vive Japón, pero también por el secretismo nuclear de las autoridades niponas, nos enfrentamos a un escenario en el que podría ocurrir una liberación ingente de radiactividad.

1 comentario:

  1. La verdad es que tranquilizadora la situación, no lo es.
    A veces creo que vivimos, inconscientemente, con la famosa espada de Damocles colgado de nuestras cabezas.
    Es grave, muy grave. Lo unico que me consuela, (si es que puede decirse así), es que como por mas que hagamos no depende de nosotros, pues en el fondo lo unico que podemos es hacer las cosas lo mejor posible y desear que la Madre Providencia, (que bastante agobiada debe ir ya), intervenga a nuestro favor y no sea tan "catastrófico" como pueden llegar a ser estas cosas.
    Todo será que a base de descargas reactivas acabemos de color verde con antenitas.
    Todo esto me hace recordar aquella famosa frase que dice "Vamos a morir todos..."

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