viernes, 25 de marzo de 2011

157.- PARAISOS PERDIDOS-1: Archipiélago de Tristán da Cunha.


Es la isla permanentemente habitada más remota del planeta. El archipiélago de Tristán da Cunha está lejos de todo y de todos El 40% del territorio del archipiélago está protegido como reserva de la naturaleza y algunos de los islotes estás declarados como Patrimonio de la Humanidad.

Esta isla sí que es una isla perdida, está situada en el archipiélago británico de Tristán de Cunha, en mitad del Océano Atlántico Sur a 2334 kilómetros de su vecino más cercano, la isla de Santa Elena al Norte y a 2778 kilómetros de Ciudad del Cabo en dirección Este. Todas las islas están catalogadas como Reserva Natural por la UNESCO, al contener una de las colonias de aves marinas más importantes del planeta, así como varias especies endémicas de aves y plantas.
Es una isla volcánica con un terreno muy accidentado, formada casi por completo por un enorme volcán de 2060 metros de altura aún activo, que en 1961 entró en erupción obligando a evacuar la isla durante algún tiempo. El Queen Mary, es el  volcán de 2060 m de altura, que está situado en el centro de la isla principal y se encuentra cubierto por la nieve durante el invierno, siendo también la montaña más alta del Atlántico Sur.
La población vive básicamente de la pesca (la langosta de Tristán está muy valorada), el cultivo de patatas y la cría de cerdos, ovejas y cabras. La gente depende de sus vecinos y, como en casi todas las islas, se consume mucho alcohol, del orden del litro de whisky a la semana por persona. En 1816, el Imperio Británico se anexionó Tristán da Cunha, los ingleses adujeron la curiosa razón de que no permitirían que el archipiélago fuera utilizado por los franceses como base para intentar llevar a cabo una operación de rescate de Napoleón, confinado en la isla de Santa Elena.

Fotografía perteneciente al contenedor de imágenes de Google.
Código: 5676urtjufgyjgh.jpg

Es precisamente ese aislamiento lo que convierte a esta pequeña isla y a su comunidad en un valioso objeto muy codiciado por las empresas farmacéuticas que se pelean por los genes de sus habitantes, y lo curioso es que solo hay ocho apellidos, Glass, Swain, Rogers, Green, Hagan, Repetto, Lavarello y Patterson. La isla fue usada como base temporal para los balleneros y cazadores de focas, principalmente provenientes de los Estados Unidos de América.
En 1961, una erupción volcánica provocó la evacuación de la población al Reino Unido. Allí tuvieron que soportar uno de los peores inviernos británicos y nuevas enfermedades para las que no estaban preparados. El archipiélago forma parte de una ecorregión denominada pradera y matorral de las islas Tristán da Cunha y Diego Alvares. Como ocurre en el resto del mundo, el acceso a Internet ha ayudado a obtener una información directa que, en el pasado, hubiera tenido que ser reunida en cualquier lugar antes de ser recibida.
Todo el territorio se constituye como una dependencia de la isla de Santa Helena, el lugar habitado más cercano al norte, siendo el acceso a la isla principal tremendamente complicado, debido a su lejanía y a que está rodeada por acantilados de más de 600 metros de altura. Económicamente, el comienzo de una industria de la langosta en 1950 hizo florecer la empobrecida economía existente, que pasó de ser de subsistencia a una economía de mercado, aunque la agricultura sigue siendo la principal ocupación de los isleños junto con la pesca, la venta de sellos también aporta unos ingresos considerables.

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